LA HONRA DEL POBRE ES SER
VERDADERAMENTE POBRE
Ni ¿qué importan sus honores, si yo se muy
bien que la honra de un pobre es ser verdaderamente pobre? Tengo para mí que
honores y dinero casi siempre van juntos y que quien quiere honores no aborrece
el dinero, y a quien lo aborrece, poco le importan los honores. Entiéndase bien
esto, porque me parece que los honores siempre llevan consigo algún interés de
rentas o de dinero; porque es muy raro ver algún hombre cubierto de honores si
es pobre, al contrario, al que es pobre, aunque tenga valores personales lo
tienen en poco. La verdadera pobreza trae una honraza consigo que no hay quien
la sufra (C 2, 5-6).
Cuando pidamos honores o rentas o dinero o
cosa que tenga sabor a mundo, no nos oigáis; mas ¿por qué no nos habéis de oir,
Padre Eterno, cuando os pidamos la extensión del reino de vuestro Hijo, a
quienes perderíamos mil honores y mil vidas por Vos? (C 3, 7).