Recibid, pues, mil
parabienes, oh Purísima María; mostrad que sois nuestra Madre; hoy, Madre mía,
una aclamación resuena en este momento por todas partes; millones de corazones
de la Iglesia militante, de nuestra católica España, del mundo entero se están
elevando ahora en este mismo momento hacia vuestro trono; la Iglesia purgante
os dirige también sus alabanzas y ansía de ver cuanto antes vuestra cara; pero
sobre todo, la Jerusalén del cielo entre transportes de gozo está entonando en
estos instantes un cántico sublime a vuestra Concepción sin mancha: cántico más
armonioso que aquel que arrebató al profeta Isaías; pues bien, Madre mía, en
medio de este cántico universal no dejéis sin embargo de percibir nuestras
voces débiles y unidlas, Madre mía, a las de todas esas almas puras y
derramad por ellas gracias abundantes sobre la tierra.
Y, en primer lugar, derramadlas sobre la Iglesia Católica y
sobre el anciano Jefe, el inmortal Pío IX que tan hermoso florón ha colocado
sobre vuestra frente; derramadlas también sobre nuestra predilecta España que
tan entusiasta recibió el dogma de vuestra Concepción sin mancha.
Derramadlas también sobre esta venerable comunidad de hijas
vuestras que están todas bajo vuestra bendición, se dedican en constancia a
vuestro culto y a copiar en su corazón cuanto les es posible vuestra pureza y
perfección.
Cobijad bajo vuestro
manto a cuantos hoy nos hemos reunido para tributaros nuestra felicitación.
***
Recibid los homenajes
que este pueblo os tributa. Ellos contribuyen a estos obsequios, y acudirán a
Vos en sus necesidades.
No miréis, ¡oh Madre!, sus imperfecciones.
Acordaos que habéis sido constituida Madre.
No escuchéis las blasfemias que algunos de sus hijos profieren por esas calles,
con escándalo de los oídos piadosos, y que irritan la justicia de vuestro Hijo.
Acordaos que sois Madre,
y convertidlos.
Sed la intermediaria.
Sed para todos Madre de gracia: de gracia de conversión, de gracia de
santificación.
Conservad en la gracia a
los morientes.
Sed gracia de fortaleza
a los débiles.
Sed gracia de constancia
en los justos.
Alcanzadle la gracia
principal en la hora de la muerte.