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miércoles, 31 de julio de 2024

Día 1. EL AMOR DE JESUCRISTO AL CORAZÓN DE SU MADRE. MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


Día 1

EL AMOR DE JESUCRISTO AL CORAZÓN DE SU MADRE.

MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CON SAN JUAN EUDES

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes

Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

Día 1

EL AMOR DE JESUCRISTO AL CORAZÓN DE SU MADRE.

De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.

 

El Corazón de María es llamado justamente Corazón admirable pues es abismo de maravillas, solo conocido perfectamente por su Hijo Jesús, el único que puede hablar dignamente de él.

Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, al escoger, entre todas las criaturas, a esta incomparable Virgen para ser su Madre, su nodriza y su gobernante; y pues su infinita bondad nos la dio como Madre y refugio en todas las necesidades, quiere que la veneremos, la honremos y la amemos como él la ama.

La exaltó y honró por encima de todos los hombres y los ángeles; quiere igualmente que le rindamos más respeto y veneración que a todos los ángeles y que a todos los hombres. Pues él es nuestra Cabeza y nosotros sus miembros, animados por su espíritu, debemos seguir sus inclinaciones, caminar por sus sendas, continuar su vida en la tierra y practicar las virtudes que practicó, quiere que nuestra devoción a su divina Madre sea continuación de la suya. Es decir, que tengamos los sentimientos de honor, de sumisión y de amor que él  tuvo acá abajo y que le tiene eternamente en el cielo. Ella ocupó y ocupará por siempre el primer puesto en su corazón. Ella fue siempre y será por toda la eternidad el primer objeto de su amor, después de su Padre eterno. Quiere él asimismo que, después de Dios, sea el principal punto de nuestras devociones y el primero de nuestra veneración. Por eso, después de los servicios que debemos a su divina Majestad, no podemos hacerle mayores y más agradables, que servir y honrar a su dignísima Madre.

Nuestra inteligencia no puede llegar a estimar y a amar algo sin conocer lo que lo hace digno de ser estimado y amado. Por esta razón, el amor infinito de que este Hijo único de María está abrasado por los intereses de su querida Madre lo ha llevado a manifestarnos muy cuidadosamente, por boca de los santos Padres y por los oráculos de las divinas Escrituras, incluso en este valle de tinieblas, una partecita de las excelencias incomparables de que la ha enriquecido, y se reserva la joya, que sobrepasa infinitamente la muestra, para el país de las luces que es el cielo.

Entre estos divinos oráculos encuentro uno en el capítulo doce del Apocalipsis que es como un resumen de cuanto se puede decir y pensar de más grande y portentoso sobre esta maravillosa Princesa. Estás contenido en las siguientes palabras: Un signo grande apareció en el cielo. “Signo grande, prodigio asombroso, milagro prodigioso apareció en el cielo. Una mujer revestida del sol con la luna bajo sus pies, que tenía en su cabeza una corona de doce estrellas”. ¿Qué prodigio es éste? ¿Quién es esta mujer milagrosa? San Epifanio, san Agustín, san Bernardo, y otros santos doctores son concordes en que es la Reina de las mujeres, soberana de los hombres y los ángeles, Virgen de vírgenes, la mujer que llevó en sus entrañas virginales un hombre perfecto, un Hombre-Dios, Mujer que rodeaba a un varón (Jer 31, 22).

Aparece en el cielo porque vino del cielo. Es la más ilustre de las obras maestras del cielo. Es la emperatriz del cielo, gloria y delicias del cielo. Nada hay en ella que no sea celeste. Mientras tuvo su morada en la tierra, según su condición corporal, era totalmente espíritu, pensamiento, corazón y amor en el cielo.

La reviste el sol eterno de la divinidad. La enriquecen las perfecciones de la esencia divina que la rodea hasta el punto que está del todo transformada en luz y sabiduría, en poder y bondad, en la santidad de Dios y en las demás grandezas, como lo veremos más adelante.

La luna está bajo sus pies, como si todo el mundo estuviera debajo de ella. Solo Dios está por encima de ella y goza de poder absoluto sobre todas las criaturas.

Está coronada de doce estrellas porque todas las virtudes que brillan en ella soberanamente, todos los misterios de su vida, son otros tantos astros, más luminosos que todas las luminarias del cielo. Todos los privilegios y prerrogativas que Dios le ha otorgado sobrepasan incomparablemente lo que hay de más brillante en el firmamento. Todos los santos del cielo y de la tierra son su corona y su gloria, con mejor título que los filipenses son para san Pablo su gozo y su corona (Fp 4, 1).

¿Por qué el Espíritu Santo le asigna la calidad de “Gran milagro? Para que conozcamos que es todo milagrosa. Quiere anunciar por doquier las maravillas de que está colmada. La quiere poner ante los ojos de todos los habitantes del cielo y de la tierra como una portento digno de admiración. Quiere que sea objeto de embeleso para ángeles y hombres.

 

Jaculatoria: Jesús mío, dame conocer y amar el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre.

 

Propósito: Invitar a alguna persona a realizar el mes del Inmaculado Corazón.

 

PARA FINALIZAR

Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:

 

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

os adoro profundamente

y os ofrezco

el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias

con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

DE EVITAR EL ESCÁNDALO. JUEVES DE LA DÉCIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


DE EVITAR EL ESCÁNDALO.

JUEVES DE LA DÉCIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

JUEVES DE LA DÉCIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DE EVITAR EL ESCÁNDALO.

 

1.- Si tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo y échalo de ti (1). Por los ojos entiende san Juan Crisóstomo a los superiores, que son los de mayor autoridad. Estos te pueden servir de escándalo, si te dejas llevar del respeto humano de ellos; si lo que ellos hacen contra regla, lo tomas por regla de tu obrar; si por el afecto que les tienes traspasas la regla. Si tú, seglar, porque no te atreves a contradecir, o por tus intereses, o por los halagos y persuasiones cometes injusticias e indignidades, o por obedecer o dar gusto al hombre rompes los preceptos de Dios; saca esos ojos, mortifica ese afecto, vence ese respeto, atiende más a la regla, al precepto, que es de Dios, que al ejemplo y gusto, que es de un hombre. Si no puedes sacártelo o evitarlo, manifiéstalo a quien debes: tendrás auxilio para ello.

2.- Si tu mano derecha le escandaliza, córtala, arrójala de ti (2). Por la mano se entienden los allegados, los iguales, para con quienes, por lo común, suele ser mayor el afecto; pues ordinariamente el amor es entre iguales. Te pueden estos ser escándalo por la demasiada familiaridad y amistad particular, visitas frecuentes, parlerías, halagos, por lo cual tu ánimo distraído insensiblemente se enternece y se entibia, en el amor de Dios. Corta las conversaciones, el trato, etc., conversa y ten más trato con Dios.

3.- Si tu pie te escandaliza córtalo (3). Por el pie se entienden los inferiores, hijos, también espirituales, súbditos, discípulos, criados. Estos te serán escándalo, si por demasiado afecto condesciendes con ellos más de lo justo, disimulas sus culpas, los prefieres a otros con ofensa de los demás, conversas inútilmente con ellos, etc. Repara cuan peligroso es este afecto; porque ordinariamente se encubre con apariencia de piedad, de tal modo, que apenas lo conozcas hasta que te pierdas por él. Añade que de esta suerte puedes ser causa de que se pierda otro y se te pida a ti cuenta de su alma.

 

(1) Ibid. (2) Matth., 5 (3) Ibid.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros. 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

1 de agosto. SAN PEDRO AD VINCULA Y MEDITACIÓN SOBRE LAS CADENAS DE LOS PECADORES

1º de agosto

SAN PEDRO AD VINCULA

 

No temáis a los que matan el cuerpo, y esto
hecho ya no pueden hacer más.
(Lucas, 12, 4).

Fue encarcelado San Pedro por orden de Herodes, y los fieles oraban incesantemente a Dios para que librara al Jefe de la santa Iglesia. Sus súplicas fueron escuchadas. Mientras San Pedro, cargado de cadenas, dormía entre dos soldados, el ángel del Señor entró en la prisión y lo despertó, diciéndole: "Levántate presto". En el mismo instante, cayeron las cadenas de sus manos. El ángel condujo a San Pedro hasta la puerta que da a la ciudad, que se abrió ante ellos; avanzaron juntos hasta el final de una calle y el ángel desapareció, dejando al Apóstol lleno de admiración y agradecimiento ante favor tan grande. Fue en seguida San Pedro a llevar a los fieles la nueva de su liberación.   

MEDITACIÓN SOBRE LAS CADENAS DE LOS PECADORES

I. Nuestro cuerpo es una prisión que mantiene cautiva a nuestra alma, y le impide emprender vuelo hacia el cielo. Los santos han conocido y deplorado esta cautividad: ¡tú la conoces y la amas! Los placeres, los honores, las riquezas son las cadenas que te sujetan al mundo y te retienen lejos de Dios. Señor, romped mis cadenas; son agradables en apariencia, pero crueles en realidad. Los bienes de este mundo tienen verdadera amargura, falsa dulzura; dolor cierto, placer incierto. (San Agustín).

 II. El pecador duerme tranquilo en sus cadenas, como San Pedro; no conoce su cautiverio, no piensa en él ama sus cadenas, porque son de oro y seda. Si consideras el estado de tu alma, verás que está encadenada por todos lados; con todo, duermes, descansas a tus anchas, nada haces por el cielo. Despierta, de una vez por todas, y te asombrarás como San Agustín del lastimoso estado a que te han reducido tus crímenes. Estaba encadenado y no aborrecía mis cadenas; tenía por dulce lo que es amargo y por amargo lo que es dulce.

III.  El Ángel despertó  a San Pedro y rompió sus cadenas: San Pedro siguió al Ángel y le obedeció. Para obrar tu conversión dos cosas son necesarias: el auxilio del cielo, a fin de despertarte del sueño en el que estás sumido y romper tus cadenas que te atan al pecado: y una obediencia pronta, para responder al llamado del Señor. Nada puedes hacer sin la gracia, y nada hace la gracia sin tu cooperación.

La huida del pecado
Orad por los cautivos.

ORACIÓN

Oh Dios, que después de haber roto las cadenas del Apóstol San Pedro, le habéis hecho salir de la prisión sano y salvo, romped, os lo suplicamos, las cadenas de nuestros pecados y alejad  de nosotros por vuestra misericordia todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.