DÍA 13
Incapacidad de merecer de las almas del Purgatorio
MES DE NOVIEMBRE
EN SUFRAGIO DE
LAS BENDITAS ALMAS
DEL PURGATORIO
Francisco Vitali
Por la señal…
ORACIÓN INICIAL
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Se lee lo propio de cada día.
DÍA 13
MEDITACIÓN
Incapacidad de merecer de las almas del Purgatorio
Duro es el padecer en este mundo; pero tiene recompensas que puedan hacer que se soporten con paciencia y aun llegue a desearse con alegría. Espantase la naturaleza a la sola idea de sufrir, pero la consideración de perfeccionarse uno a sí mismo en medio de los trabajos y de recibir una eterna recompensa en el cielo, hacía rebosar de júbilo a los mártires a vista de los ecúleos y las hachas y poblaba la Tebaida de fervorosísimos penitentes. Mas el padecer del Purgatorio es un padecer que no admite tales recompensas, es una pura satisfacción de las deudas, y podría llamarse un puro pecar. ¡Cuán digno es por lo mismo de compasión y de socorro! La virtud no nace con nosotros sino se adquiere. La naturaleza nos da la disposición a la virtud, Dios nos infunde los hábitos de ella, la gracia nos comunica estímulos y auxilios, pero no se adquiere la virtud si no en los actos, y cuanto más se multiplican estos, tanto más virtuosos y perfectos seremos. El cuidado del cristiano consiste en perfeccionarse cuanto pueda con la práctica de las virtudes. Pero semejante ejercicio no dura sino cuánto dura la vida; en la muerte, con la pérdida de la libertad, se pone el sello a toda la carrera de merecimientos, y hasta donde se ha llegado en vida, allí se permanece, se haya padecido poco o mucho, háyanse o no practicados actos de virtud, no se gana ya ningún mérito en la otra vida. Sean, pues, enhorabuena despiadadas y crueles las penas que sufren las almas del Purgatorio, sean heróicos sus sentimientos, su virtud no crece sus méritos no se aumentan. Apresurémonos, pues, ¡oh cristianos, a acumularlos en vida, y no pase un solo día sin que demos un paso adelante en la carrera de la virtud. A proporción del progreso en la virtud y de los méritos que se adquieren en la vida se sube más alto en el Paraíso y se obtienen mayores grados de gloria. Quien hubiere ganado más en la tierra, brillará con mayor esplendor en el cielo, y ninguna obra, ninguna palabra, ningún deseo quedará sin la correspondiente merced por parte de Dios como Él mismo lo ha prometido. Las almas del Purgatorio, así como no crecen en méritos, así tampoco adelantan en los grados de gloria, su estado es fijo y su mansión está decretada. Esta reflexión, que hace sus padecimientos mucho más atroces, debe estimularnos por lo menos a ser más cuidadosos y solícitos en procurarnos en vida un lugar más distinguido en el Paraíso.
ORACIÓN
Señor, dadnos gracia y tiempo para acumular en esta vida copiosos frutos de buenas obras, a fin de obtener cerca de vos un puesto más elevado y luminoso en los cielos; pero al mismo tiempo dignaos de abrir las puertas de ellos a vuestras queridas esposas del Purgatorio, recibiéndolas en aquellos tronos de gloria que se ganaron en vida con sus obras. Quitad todo impedimento que se interponga a su libertad, perdonad toda la deuda que les quede aún por expiar entre las llamas, y haced que después de tantas penas sufridas en tan dura cárcel, lleguen finalmente a obtener de vuestras divinas manos aquella corona de justicia y de gloria que para su eterna recompensa habéis preparado en la celestial Sion. Amén.
JACULATORIA
Eterno Padre, por la preciosísima sangre de Jesús, misericordia.
(x3)
V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padre nuestro… (se recita en silencio)
V. Libra, Señor, sus almas.
R. De las penas del infierno.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, especialmente por las almas de nuestros familiares, amigos y bienhechores (pueden nombrarse por su nombre propio), para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y brille para ellos luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.